UN LLAMADO A LA ESCUCHA ACTIVA

Al leer diariamente artículos sobre la familia, las parejas, los hijos, y las relaciones en general, me surge ¿Cómo podemos todos ayudar? Soy de aquellas que piensa que para esto no es necesario empezar un post grado ni algo similar. Todos, desde nuestro espacio, momento de vida y sensibilidad podemos marcar una diferencia. Se trata de re-aprender a escuchar. Los seres humanos nacimos ávidos de experiencias y aprendizajes. Un bebé despierta cada día a un nuevo mundo que quiere sentir, observar, y escuchar. Pero qué sucede con el paso del tiempo? Pues que ese bebé se cansó de ser sobre estimulado y de no ser escuchado activamente. ¿Cuándo fue que los adultos olvidamos que para comunicarnos, primero tenemos que escuchar?

Aquí me permito mencionar tres escuchas importantes en nuestra vida las cuales deberían guardar equilibrio. La primera, ¿Te escuchas a tí mismo? Te das el permiso de escuchar tus pensamientos, tus palabras y a tu cuerpo? La segunda, ¿Escuchas al otro, pareja, hija ó amigo? Lo que el otro verbaliza y lo que no, te está comunicando algo. Entiende que los otros a veces se cansan de escucharte “predicarles” y necesitan ser escuchados activamente. Eso permite que se florezca una atmósfera de aceptación, paz y equilibrio mientras fortalece las relaciones y abre posibilidades de crecimiento y realización.

Finalmente, la escucha espiritual. Cuando mi escucha espiritual aumenta, todas mis otras escuchas se agudizan. Nunca jamás aquel que escucha espiritualmente a su creador, quedará vacío. Para escucharlo, sólo hay que saber, estar y esperar:

1. Saber, que Dios ES Dios, real y verdadero.

2. Estar, presente en mente, cuerpo y espíritu. Mis sentidos al servicio de mi escucha espiritual.

3. Esperar, mientras disfruto de una canción, de una porción Bíblica y de una promesa personalizada, esa es la respuesta que busco.

Cuando encuentres que ya tienes una promesa de Dios para ti, sabrás que le habrás escuchado!

“Oh Señor, de mañana escucharás mi voz, de mañana me presentaré delante de ti y esperaré” (Salmo 5:3)

Gracias por tomarte el tiempo para escuchar!

Adriana